Salí a conseguir provisiones, ya era necesario; con estrictas medidas de seguridad me ordenaron salir; estoy seguro que cumplí la orden a cabalidad. Acá les cuento como lo hice. El número final de mi cédula me habilitaba; cuando comencé a conducir, noté que había poco flujo vehicular, pese a las restricciones, había gente caminando como si nada; sin medidas de protección. La primera diligencia: acercarme a un cajero automático; después de usarlo, sobre mis guantes puse gel antibacterial, lo mismo que sobre las teclas del cajero; luego subí a Servientrega a enviar unos pesos; la sala solo tenía a la cajera con la persona que iba delante de mí, esperé afuera del recinto, la cajera al verme cuando yo intentaba ingresar, -a pesar que existían cinco metros de distancia con la señora a quien atendía- , me gritó con voz seca y potente: “¿oiga, no leyó lo que dice a la entrada?, ¡no entre, espere afuera a que lo llame!” ; obediente al darme cuente de mi error, esperé afuera más d
Brigadier General de Infantería de Marina. Veterano de las Fuerzas Militares de Colombia. Hijo, esposo, papá, suegro y abuelo. Católico. Premio Nacional de Paz 2015. De ninguna de las 2 orillas.