Una docena de candidatos con dos pesos
pesados ausentes por ahora, se pararon sobre la raya del partidor automático que
impulsa la carrera hacia la presidencia de Colombia.
La primera cita se dio en la ciudad
de Cartagena ante cerca de 1.500 empresarios; allí los candidatos pusieron a
prueba sus habilidades para convencer, persuadir, producir emociones y
conquistar los corazones de sus electores.
Foto: César Alandete / EL TIEMPO |
Todos ellos con suficiente preparación, dejaron en la retina de quienes
los escuchamos, seguimos y leemos, que tienen suficientes capacidades para suceder al
presidente Juan Manuel Santos; y que para hacer realidad sus nobles y válidas aspiraciones,
requieren de trabajo intenso; pero algo muy especial esperamos quienes vamos a
votar: que conquisten con ética la confianza de la mayoría de los colombianos aburridos del clientelismo, de la mala política, del cinismo de los parásitos
que roban el erario público y que expulsen lejos a quienes se embriagan en las
arenas movedizas de la corrupción.
Quien
salga elegido debe ponerse a trabajar en lo suyo, esculpir en mármol sus
propuestas para que no las olvide, sacudirse del individualismo, de las
rivalidades rabiosas, desbaratar el fanatismo y la polarización con más educación
de calidad, esa que ayuda a la convivencia y que regala paz, la que enseña a vivir
con respeto, esa que no desafía al ciudadano que anda en las calles desde temprano y hasta bien entrada la noche, buscando el sustento para llevar a casa. Los colombianos soñamos siempre con la Paz, pero la queremos en su estado ideal: Paz que evita hacer el mal y que está por encima de cualquier ideología, credo, filosofía, o corriente política.
Los candidatos,
deben ponerse a desarrollar sus propuestas contra viento y marea; dar vida a
sus promesas con la simple ética que promovían nuestros abuelos; ellos hacían pactos con sus palabras y concluían
con un simple: palabra de honor.
Matices de los primeros discursos: los candidatos a ocupar el cargo de Presidente de la República a partir del 7 de agosto de 2018, arrancaron opinando sobre desarrollo
económico, trabajo en el campo, nacionalismo a los negocios, nuevas reglas a los inversionistas extranjeros para preservar los recursos propios de la nación, capitalismo popular e incluyente, mayores
oportunidades con empleo, coherencia con
el bajo poder adquisitivo de la mayoría de los colombianos, austeridad, reorganizar
el gasto público, acabar con tanta tramitología y burocracia, generación de nuevas oportunidades y más empleo, acabar con la pobreza de la periferia de las ciudades, no pelear con
Venezuela...ayudar al hermano país.
Todo
al principio suena bonito y las propuestas pudieran parecer a lo mismo de antes; pero partiendo del
principio de la buena fe, en esta ocasión debemos creer en nuestros líderes
candidatos a la presidencia de Colombia, que incluyen a cuatro inteligentes mujeres; hay que seguirlos y
escucharlos para saber escoger al más consistente y coherente con el futuro de la nación.
Los candidatos
saben que para ganar deben hacer lo atípico: alejarse del parasitismo, prohibir
el innecesario lobby, no dejarse tentar por los egos del poder, cumplir con lo prometido, gerenciar la política y usar los recursos en función del bien común de los ciudadanos, educar a la gente, acabar con lo que se nos ha vuelto costumbre: las guerras,
las venganzas, las víctimas, el dolor, tanta miseria y desigualdad, la
ineficiencia institucional graduada bajo el pretexto del conflicto con las guerrillas, el narcotráfico y el crimen organizado.
Todas
las propuestas siempre serán buenas, pues ningún candidato dirá algo que no
guste a los potenciales electores, ni querrá alejar a los indecisos.
Desde
ya, es preciso animar a una masiva participación en las urnas de todos los
colombianos, las votaciones de esta próxima contienda electoral debe romper los récords
históricos de participación ciudadana; todos los facultados en votar debemos
hacerlo; es lo mínimo como obligación ética y moral con nuestra historia y futuro,
es el momento de escoger con inteligencia al más sensato, ese que
pueda sacar al país de la polarización, del irrespeto y de tanta desconfianza sobre las instituciones;
necesitamos creer que si es posible el desarrollo y vivir en un país con paz; necesitamos consolidar nuestra identidad comenzando por responder: qué no somos como nación, qué no somos como país, qué no somos como ciudadanía, qué no somos como familia.
Si
vamos a hablar de desarrollo rural, pues hay que tener en cuenta las decisiones
y los cambios obligados que por falta de nuestro cuidado hoy sufre la naturaleza:
afuera hay una legión de ranas, abejas, peces, aves y mamíferos, cordilleras,
valles y montañas, llanuras, ríos y millones de seres vivos que ya no viven en
paz; se preguntan en su natural sabiduría porqué se están marchitando; porqué
ya no pueden surtir de su riqueza las subiendas de peces en los pueblos ribereños del
Magdalena, del Atrato, del Caquetá, Putumayo y Orteguaza, del Cauca y sobre los 20.500
kilómetros de ríos que tiene Colombia.
Hay que
hacer todo tipo de preguntas a los candidatos: ellos se enfocarán en sus planes de desarrollo, en sus planes estratégicos; pero al ciudadano común y corriente lo afecta lo táctico, lo inmediato, lo que ven sus ojos.
¿Quién responde porque se acabaron los
caimanes, los ferrocarriles, la navegación fluvial en los ríos? ¿Quién responde
porque se acabó la subienda de ricos y gordos peces? ¿Porqué suben bocachicos y
capaces pequeños, porqué los capturan y no los dejan crecer? ¿Por qué hace daño comer
peces de los ríos? ¿Por qué se permite que rieguen desechos, basuras y químicos en las quebradas y ríos?
¿Alguno de ustedes, candidato, será capaz de hacer
que podamos pescar mojarras en el río Bogotá, ir al Salto del Tequendama y oler agua
limpia en esa catarata? ¿Ustedes podrían promover que las aguas del río Bogotá
desemboquen cristalinas en Girardot? Podemos pensar en tomar un tren a Tumaco y
almorzar sobre el puente el Morro, retornando por la noche a Bogotá, o despegar
del aeropuerto de Buenaventura para Tokyo a hacer negocios en Japón? ¿Es eso imposible?
Afuera
de la casa de Nariño, hay millones de colombianos con deseos de recorrer el
país sin que los asalten y les roben sus pertenencias; muchos deseamos que los
conciertos y el vecindario no haga ruido por las noches, ¿será posible promover
más orden, disciplina y autoridad en las calles?
Los colombianos queremos respirar con responsabilidad el aire del Chiribiquete y de La Macarena; queremos caminar por El Tuparro, La Paya, el Nukak y el Puinawai, fotografiar sin molestar las rocas de Mavacure, extasiarnos sin dañar las aguas multicolores de Caño Cristales; queremos remontar sin hacerle daño a las aguas impetuosas del cañón del Araracuara, del Satinga y del Sanquianga; remontar a pie las riberas del Patía, el Mira y el Yarí; compartir con la comunidad de los indios Murui, observar a sus delfines rosados cuando el Igara Paraná desemboca en el Putumayo. Ustedes candidatos ¿pueden promover que la gente no le tire bolsas plásticas, botellas, baterías y llantas de carro a los ríos?
Los colombianos queremos respirar con responsabilidad el aire del Chiribiquete y de La Macarena; queremos caminar por El Tuparro, La Paya, el Nukak y el Puinawai, fotografiar sin molestar las rocas de Mavacure, extasiarnos sin dañar las aguas multicolores de Caño Cristales; queremos remontar sin hacerle daño a las aguas impetuosas del cañón del Araracuara, del Satinga y del Sanquianga; remontar a pie las riberas del Patía, el Mira y el Yarí; compartir con la comunidad de los indios Murui, observar a sus delfines rosados cuando el Igara Paraná desemboca en el Putumayo. Ustedes candidatos ¿pueden promover que la gente no le tire bolsas plásticas, botellas, baterías y llantas de carro a los ríos?
¿Ustedes
candidatos a presidente nos aseguran esa paz distinta que pedimos los
colombianos?
¿Cómo
harán ustedes para que no lleguen tantos heridos los fines de semana o festivos, a los
hospitales?; ¿Van a educar más a la ciudadanía?; ¿Van a fomentar e incentivar los
valores en familia?; ¿Van a fomentar la urbanidad y la cívica en los colegios, la
historia y geografía nacional, el respeto, el amor por lo que somos?. Es que los
viernes se congestionan los hospitales con cientos de víctimas de machete,
cuchillo y picos de botella de trago y el lunes los hospitales y centrales de
citas no dan abasto para atender a los enfermos; la próxima cita que necesitan nuestros abuelos contesta la
máquina estará para dentro de 6 meses.
Candidatos...:
es que durante tantas parrandas que existen en Colombia la gente hace ruido y
molesta al vecino y cuando se les reclama, ofrecen bala. ¿Ustedes son capaces
de educar el país y poner orden? es que hay miles que
quieren hacer lo que se les da la gana, hay millones que no hacen caso a la autoridad de tránsito y además parece que ¡no existe!
¿Ustedes
son capaces de darnos esa paz que solo se hace con educación y respeto, con
respuesta rápida de las autoridades? ¿Que acciones concretas para la paz
ciudadana van a desarrollar?
¿Cuando van a construir malecones y senderos ecológicos para caminarnos este hermoso país, que en algunos lugares parece como si hoy fuera el segundo día de la creación?
¿Podremos caminar a pie sin sentir peligro entre Neiva y Girardot, sobre la ribera del Magdalena? ¿Cuándo podremos caminar entre Honda y La Dorada por la orilla del río de La Magdalena? ¿Cuándo de una vez por todas van a construir la red de vías terciarias que conecten veredas con corregimientos y municipios? ¿Cuándo de una vez por todas los campesinos de Colombia podrán llevar sus productos a los mercados? ¿Seguiremos comprando frutas y granos importados en los supermercados de cadena, o los campesinos serán competitivos con sus productos para que los vendan a buen precio en el mercado?
¿Cuándo podremos ir a Quibdó o al Catatumbo por una buena carretera y sin temores?, ¿Cuándo habrá un puente entre Cartagena y Pasacaballos, entre Bocagrande, Tierra Bomba y Mamonal, para descongestionar esa ciudad patrimonio de la Humanidad?, ¿Es posible pensar en grande?..., o ¿solo podremos seguir soñando?.
¿Hasta que año vendrán las grandes obras que pongan al país camino a la modernidad? ¿Hasta que periodo presidencial, hasta cuándo?
No hay excusas; debemos billones de dólares en deuda externa, pero cada vez que visitamos los territorios y nos damos unas vueltica por la periferia de los puertos o las capitales, nos preguntamos que se hace la plata.
¿Podremos caminar a pie sin sentir peligro entre Neiva y Girardot, sobre la ribera del Magdalena? ¿Cuándo podremos caminar entre Honda y La Dorada por la orilla del río de La Magdalena? ¿Cuándo de una vez por todas van a construir la red de vías terciarias que conecten veredas con corregimientos y municipios? ¿Cuándo de una vez por todas los campesinos de Colombia podrán llevar sus productos a los mercados? ¿Seguiremos comprando frutas y granos importados en los supermercados de cadena, o los campesinos serán competitivos con sus productos para que los vendan a buen precio en el mercado?
¿Cuándo podremos ir a Quibdó o al Catatumbo por una buena carretera y sin temores?, ¿Cuándo habrá un puente entre Cartagena y Pasacaballos, entre Bocagrande, Tierra Bomba y Mamonal, para descongestionar esa ciudad patrimonio de la Humanidad?, ¿Es posible pensar en grande?..., o ¿solo podremos seguir soñando?.
¿Hasta que año vendrán las grandes obras que pongan al país camino a la modernidad? ¿Hasta que periodo presidencial, hasta cuándo?
No hay excusas; debemos billones de dólares en deuda externa, pero cada vez que visitamos los territorios y nos damos unas vueltica por la periferia de los puertos o las capitales, nos preguntamos que se hace la plata.
Las
tesis económicas, los riesgos militares en la frontera con Venezuela, bajar los
impuestos y prometer reducir las tasas de interés, potenciar la economía y
animar la competitividad, son fórmulas que en cada campaña escuchamos de quienes
han tenido el valor de lanzarse como candidatos a la presidencia. Sus planes de
gobierno sin duda son atractivos y necesarios, consecuentes con las finanzas
del Estado, llenos de buenas intenciones ahora que las Farc ya no disparan sus
fusiles, pero si en los próximos dos períodos presidenciales ustedes no hacen bien la tarea, Colombia va a explotar y nos llenaremos de más incertidumbre; nos gobernarán con más populismo, con más corrupción y con sometimiento.
Los riesgos qué enfrenta nuestra democracia, bien lo ha dicho uno de los candidatos, se resumen en: pupulismo que seca el alma de la buena política, el clientelismo que vicia la ejecución de las políticas públicas, la corrupción que destruye la ética y desangra las finanzas del Estado, la pesada burocracia que hace imposible lo posible; si ustedes no toman en serio el principio de gobernar bien, serán responsables de los nuevos espirales de violencias; serán responsables de repetir la historia.
Es obvio que la paz no se alcanza con la firma final de un acuerdo definitivo con las guerrillas de las Farc, y menos en un país con múltiples conflictos y complejidades. También es comprensible, que con las Farc y con las guerrillas del Eln desarmadas, se abren enormes posibilidades para ese país profundo donde habitan campesinos y colonos, que aún no tienen cédula de ciudadanía y que justamente exigen ser incluidos en el mundo donde habita la mayoría de los colombianos.
Los colombianos frente a ustedes, tenemos responsabilidades para ayudarlos a construir una Colombia en paz. En los hogares, en las escuelas y colegios, en las universidades, en las calles, en los puntos de encuentro de los campos y ciudades, en cualquier espacio de participación ciudadana, podemos vivir con respeto y ustedes pueden hacer mucho por eso que los militares llaman lo táctico, lo que con inusitado valor hace el capitán con sus soldados.
Cada colombiano debería practicar como regla de vida cincelar con su buen comportamiento la paz que soñamos, el país que queremos. Enorme desafío es construir paz y para alcanzarla en su estado más avanzado, se debe comenzar por dialogar fluidamente con el mundo que nos rodea, establecer con mayor decisión un mayor bienestar para todos los ciudadanos, apartarnos del monstruo de la venganza, de los celos, de la polarización que nos destruye a mordiscos.
Los riesgos qué enfrenta nuestra democracia, bien lo ha dicho uno de los candidatos, se resumen en: pupulismo que seca el alma de la buena política, el clientelismo que vicia la ejecución de las políticas públicas, la corrupción que destruye la ética y desangra las finanzas del Estado, la pesada burocracia que hace imposible lo posible; si ustedes no toman en serio el principio de gobernar bien, serán responsables de los nuevos espirales de violencias; serán responsables de repetir la historia.
Es obvio que la paz no se alcanza con la firma final de un acuerdo definitivo con las guerrillas de las Farc, y menos en un país con múltiples conflictos y complejidades. También es comprensible, que con las Farc y con las guerrillas del Eln desarmadas, se abren enormes posibilidades para ese país profundo donde habitan campesinos y colonos, que aún no tienen cédula de ciudadanía y que justamente exigen ser incluidos en el mundo donde habita la mayoría de los colombianos.
Como principio espiritual, la paz hace referencia a ese estado interior desprovisto de sentimientos negativos como el odio, el rencor, el deseo de venganza y ustedes candidatos deben ayudar a desarmar tanta virulencia que nos ha caracterizado.
Los colombianos frente a ustedes, tenemos responsabilidades para ayudarlos a construir una Colombia en paz. En los hogares, en las escuelas y colegios, en las universidades, en las calles, en los puntos de encuentro de los campos y ciudades, en cualquier espacio de participación ciudadana, podemos vivir con respeto y ustedes pueden hacer mucho por eso que los militares llaman lo táctico, lo que con inusitado valor hace el capitán con sus soldados.
Se afirma que no hay recursos para todo, que no hay plata para las grandes obras; pero la paz que necesitamos los colombianos en el plano táctico, se hace sin muchos recursos; ustedes pueden ayudar a educar mejor al país para que todos aprendamos a respetarnos y a no ofendernos más.
Cada colombiano debería practicar como regla de vida cincelar con su buen comportamiento la paz que soñamos, el país que queremos. Enorme desafío es construir paz y para alcanzarla en su estado más avanzado, se debe comenzar por dialogar fluidamente con el mundo que nos rodea, establecer con mayor decisión un mayor bienestar para todos los ciudadanos, apartarnos del monstruo de la venganza, de los celos, de la polarización que nos destruye a mordiscos.
Para construir paz apreciados candidatos, necesitamos crecer en la unidad del país, creer que si es posible un país distinto, reconciliado y justo, lejos de lo que nos ha dividido. La nación que soñamos será posible, en la medida que no toleremos la omisión a las reglas de la sana convivencia, en la medida que derribemos el conformismo y en la medida que las oportunidades conduzcan a la informalidad a su mínima expresión.
Para transformarnos en una nación reconciliada, moderna, justa, equitativa y respetuosa con sus habitantes, territorios y recursos naturales, es preciso que termine la lucha de intereses particulares y se privilegie el interés general; ese apotegma que ha caracterizado las expresiones trascendentes de la vida nacional, ha venido aplazando el crecimiento, la competitividad, el desarrollo, la productividad y el buen uso de nuestras potencialidades.
Es por eso que todos los días debemos seguir conversando sobre la Paz que anhelan los colombianos; es un Paz distinta; y esa Paz, es posible porque vive naturalmente en el corazón de cada uno de nosotros; pero hay que alimentarla con mucho bien para despertarla…
Escrito en Chía, el 13 de agosto de 2017
Interesante muy interesante, hay que definir un rumbo muy claro sobtre todo que nueatro pais geopoliticamente adolece de alertas temoranas ante riesgos como el ocurrido con la oerdida de nuestro mar territorial con nicaragua y otras tantis daños a nuestros valores, economia, ecosistema y sobre todo no dejar perder lo que hasta ahora ha sido nuestro. Es tan dificil esto quw ni si quiera el mapa limitrofe de colombia con sus aguas territoriales es dado a conocer en nuesros colegios y sin hablar de nuestro folklore que se ha perdido el sentir de cuando el corazon salta al escuxhar una cancion colombiana.Por lo anterior eleveo el articulo a que esa amnesia por no decir falencia de nuestros canditados de nuestros valores sea basica para que puedan demostrar que aman a su pais y estan dispuestos al compromiso defender la soberania, valores y todo lo expresado por mi general.
ResponderBorrarGracias y ed asi como se hace patria, exigiendo y eligiendo lo que realmente necesitamos en nuestro pais
Muchísimas gracias por su Noble comentario.
BorrarSaludos.
Rafael Colón....
General, la reforma rural integral necesita recursos. Los municipios necesitan recursos para construir acueductos y alcantarillados, caminos, puentes, escuelas... Los municipios necesitan alcaldes honestos que no se roben los recursos públicos. Las entidades con competencias nacionales necesitan pasar de la expedición de normas y reglamentos a la implementación transparente y eficaz. Sin eso, los índices seguirán siendo los mismos.
ResponderBorrarGracias por su artículo.
Muchísimas gracias por su comentario.
BorrarMuchas Bendiciones y Felicidades.
Gral Rafael Colón...