Elementos
constitutivos del Centro de Gravedad (CDG)
En mi columna de opinión del jueves 5 de octubre en el portal Las 2
Orillas, https://www.las2orillas.co/el-centro-de-gravedad/,
hice una aproximación política desde el pensamiento de dos referentes clásicos
de la doctrina militar que enriquecen el concepto de Centro de Gravedad (CDG). Tanto Sun
Tzu, como Clausewitz, siguen siendo consulta obligada en
las aulas de los militares colombianos.
Esta publicación en mi Blog, la hago con el propósito
de animar el pensamiento estratégico, la revisión o redefinición del
actual CDG, sin desconocer que la Apreciación Política Estratégica
Nacional, (APEN), recomienda al presidente de la república,
el CDG.
En atención a responder a la coyuntura del país, me atrevo a
definir el CDG, como la principal fuente de poder
moral, ético y físico de la nación, cuyo debilitamiento, produce flaqueza
estratégica al interior de las instituciones del Estado.
No pretendo definir ética y moral, pero sí llamar la atención
sobre la urgencia de rescatar de los colombianos y de sus instituciones, las
buenas costumbres, los principios y valores, los buenos ejemplos de vida, que
sin duda, con mejores comportamientos en sociedad, se podría vivir con mejor
armonía, dentro de un marco razonable de respeto que permita la plena libertad a
los ideales individuales y colectivos de todos los ciudadanos.
Sobre los comportamientos que promueven la solidaridad, el
bien común, la cohesión, la unidad nacional, el amor por el país, sus recursos,
la naturaleza, la familia, el trabajo, los compañeros de vida, los vecinos de
barrio, los habitantes de esa Colombia desconocida y profunda..., estoy seguro
que los colombianos edificaremos una mejor nación, con más nobleza para escuchar
la controversia, que enriquece hasta nuestro propio punto de vista.
Es por eso, que comienzo por decir que el centro de gravedad político, en su
esencia debe contener como sumo principal la ética y la moral; esa
fuerza que todos los colombianos deben imprimir a sus
comportamientos en sociedad, a través de normas, respeto, tolerancia y
justa solidaridad.
La actual crisis moral y ética de algunos sectores de la sociedad y del Estado, ha causado debilidad estratégica a sus propios componentes; por eso es prudente revisar el juicio estratégico de los líderes del país, porque es preciso la mayor habilidad en la toma de decisiones, para que Colombia navegue por el camino más expedito hacia la equidad, en un ambiente dinámico donde fluya una mejor forma de relacionamiento y respeto.
Es preciso advertir que si no se preserva el CDG,
no puede sobrevivir el Estado y por tanto, Colombia entraría en un caos
generalizado.
Un Centro de Gravedad (CDG), siempre se
expone a fuerzas centrífugas cambiantes que propenden por
desunirlo, hacer huir del centro a sus elementos
constitutivos, atrayéndolo hacia afuera de su núcleo, hasta desconectar
sus sistemas y producir el caos generalizado, extendiendo el statu quo de la
nación sobre un pantano infranqueable, dando paso al surgimiento de fuerzas
antisistémicas o movimiento rival, que no permite ningún tipo de
cooperación política y que sin usar armas de guerra, lo socavan, lo corrompen y
derriban, sin dar tiempo al gobierno de restablecerlo.
Pero el CDG, presenta características que le dan
constante movimiento centrípeto, es decir, que lo impelen hacia adentro y esa
facultad, cohesiona a su fuente de poder, manteniéndolo vigoroso, dinámico y monolítico,
otorgando legitimidad y valor político a los elementos constitutivos del Estado
(la población civil, el territorio y el poder político; referido este último
como la capacidad o autoridad de dominio, que pone disciplina, freno y control
a los seres humanos, con el objeto de reglamentar su libertad y reclamar su
actividad).
Dentro de los elementos
constitutivos del CDG, considero imprescindibles: las
instituciones del Estado, la población civil y la fuerza pública; siendo
primordial la población civil, hacia donde se encausan los objetivos nacionales
que mantienen su cohesión, siempre y cuando exista la certeza de contar con la
eficiencia institucional que debe procurarle bienestar, prosperidad y felicidad
a la gente.
Cada uno de los
elementos constitutivos del CDG, debe disponer de
sólidos principios morales y éticos, que lo ejemplifican, lo movilizan hacia el
bien común, lo estimulan a permanecer cohesionados en función de los objetivos
nacionales que buscan el pleno uso de los derechos constitucionales y el
bienestar para todos.
El CDG, debe ser respaldado por la inteligencia
estratégica, que orienta a sus elementos constitutivos, hacia el logro de los
objetivos nacionales, ayuda a definir nuevos objetivos factibles y proporciona
una base analítica, para que los métodos de planeamiento señalen el mejor
camino hacia dichos objetivos.
La cohesión del (CDG), se funda en la plena
armonía y la independencia de los tres poderes públicos, que hacen vigente el
Estado Social de Derecho a lo largo y ancho de la geografía nacional; estos
poderes, deben hacer su trabajo constitucional con plena transparencia, para preservar
la cohesión nacional y la solidez de la democracia, mediante su capacidad para
mantener un propio ritmo e iniciativa.
También el CDG, se soporta por las fuerzas
económicas que le imprimen respuesta justa a las realidades de los
territorios; sin elevar las expectativas políticas, que por incumplimientos
permiten el paso a la frustración.
Alrededor del CDG, las fuerzas sociales de
la nación juegan un rol trascendente en su cohesión, porque ayudan a su
renovación permanente y madurez histórica. En ese estado, la autenticidad y el
respeto por la cultura de los conglomerados sociales del país, el buen nivel de
educación y el civismo de los ciudadanos, junto al enorme talento y
potencialidades de los colombianos, cohesionan a la sociedad en función de los
objetivos nacionales que a la postre facilitan su desarrollo y bienestar
general.
Pero, existen
fuerzas antisistémicas que ponen en riesgo cualquier CDG...
A lo largo de la
historia, los militares han estudiado diversos centros de gravedad dependiendo
de la naturaleza de la guerra o de los conflictos, y han hecho recomendaciones
a sus gobiernos, sobre dónde poner el mayor esfuerzo, cómo sacar el mejor
provecho de las fortalezas y debilidades de sus fuerzas militares y de las
fuerzas políticas propias; y en la guerra, recomiendan la estrategia nacional
que decide cómo atacar el CDG de las fuerzas militares o
políticas de un adversario.
La constitución de un CDG en Colombia, debe conducir a la
configuración de un nuevo pensamiento estratégico del Estado, a la
reconfiguración de su poder político y militar, en función del bienestar, del
desarrollo de la población civil, de cara a la fijación de los intereses
supremos de la nación, en un escenario de superación de los conflictos armados.
Riesgos: las
fuerzas políticas y sociales antagónicas y las propias instituciones del
Estado, pueden ser cooptadas o manipuladas por los intereses de las mafias, las
redes del crimen organizado y la corrupción, atrayendo fuerzas
antisistémicas que ponen en riesgo la supervivencia del
CDG.
Colombia es proclive a que las fuerzas antagónicas
legítimas, se transformen en antisistémicas, al ser
alentadas por intereses criminales que merodean los territorios en disputa de
las economías ilegales; esta realidad sumada a disidencias de las guerrillas, a
redes activas del narcotráfico, poseen
la capacidad de intimidar, habilidad para manipular a movimientos populares o
sociales, hasta convertirlos en fuerzas antisistémicas, que
estimuladas con postulados ideológicos que promueven la lucha de clases,
diversifican su abanico político populista o coercitivo, en formas de rebelión,
capaz de deslegitimar los elementos que soportan el CDG: su poder
moral, ético y físico.
En Colombia, son legítimas cientos de organizaciones sociales
que propenden por la defensa de sus derechos ante el histórico abandono del
Estado y por las precarias condiciones de vida y bienestar de las poblaciones
con menor oportunidad de acceso a los servicios públicos, a raíz de las
actuaciones disfuncionales de los gobiernos. El movimiento social, popular,
campesino, estudiantil, obrero, indígena, étnico, se agrupa en cientos de
organizaciones sociales de diverso tipo; agrupa movimientos en muchos sentidos
hasta rivales, que se ubicaban bajo el nombre de “sociales” o que se
autocalifican de “nacionales”, bajo expresiones individuales o grupales de
disidencia o de resistencia informal en contra del sistema vigente de un
gobierno, exigiendo justamente mayor "velocidad" “integralidad” y
"profundidad" en las políticas públicas.
Colombia se ha trenzado en largas cadenas de luchas, motines
y rebeliones, de las clases populares de la sociedad, que claman sus derechos,
desde gestos individuales de descontento e insubordinación, hasta formas
colectivas y masivas de la protesta social. Estas formas válidas de expresión,
son las que pueden terminar convertidas en fuerzas antisistémicas, con
capacidad de arrinconar al Estado cuando acusa flaqueza estratégica al interior
de sus instituciones.
La legítima protesta social presente en decenas de años a lo
largo de la historia nacional, puede seguir expresándose a través de fuertes reclamos
y denuncias en contra de la injusticia, la opresión, la humillación y la
explotación, que al ser manipuladas por fuerzas ilegales, podrían transformarse
en fuerzas antisistémicas ideologizadas que conscientemente
usan el odio, la apostasía, para emprender un estilo particular de lucha, que
al final solo persigue destruir radicalmente el sistema social vigente, hasta
cambiarlo por otro alternativo, o completamente diferente, que una vez
alcanzado y conquistado el poder del Estado, mutan radicalmente para
convertirse en movimientos simplemente intrasistémicos y hasta
defensores del ligeramente modificado status quo.
No puedo dejar de nombrar al que fuera el movimiento armado
de las Farc; sus conferencias guerrilleras, sus plenos, sus memorias, han
dejado para estudio permanente su doctrina; se han estudiado sus intentos de
mantener la guerra de interconexión, que cinceló su pensamiento y
actuar estratégico, bajo los postulados de la “guerra popular prolongada.”
Las hoy Farc, ya convertidas en legítimo partido político,
difícilmente se desmarcarán de su esencia doctrinal, por ser su mayor capital
estratégico, que iluminó sus distintas formas de lucha. Como lección dada por
las Farc, el Estado colombiano debería aprender de ellas, que siempre
practicaron un pensamiento estratégico de largo plazo, mientras el Estado
mantuvo una corta visión táctica en los territorios rurales donde las Farc
abonaron terreno.
El anterior comentario de ninguna manera pretende invalidar
la oportunidad histórica que tenemos los colombianos para hacer cosas distintas
ahora sin las Farc armadas. Ellas tienen el derecho de competir en política y
han acumulado capital humano e inteligencia estratégica para incursionar en la
vida legítima del país; los acuerdos alcanzados las colocan a las puertas de un
espacio vital en esta vasta, diversa y rica nación.
Sun Tzu autor
de "El arte de la guerra", nos anima un elemento fundamental
del CDG: la unidad de acción y por ende la cohesión nacional, bajo
el sentimiento natural que mantiene unido a los ejércitos: “considera a tus
soldados como a tus hijos y te seguirán hasta los valles más profundos; míralos
como tus propios amados hijos y estarán a tu lado incluso en la muerte”; de
sus postulados vale la pena recordar la prudencia ante los momentos difíciles,
donde la exigencia y presión por resultados inmediatos, nos condena a la fatiga
estratégica, nos induce a fatales errores y nos enfrenta entre nosotros
mismos.
No podemos equivocarnos en lograr
consolidar la aplazada reforma rural de los campos colombianos que exigen
millones de campesinos. Si en La Habana se hizo un complejo acuerdo con las Farc, en la ruralidad
nacional hay que lograr cientos de acuerdos; esa parece la lógica que se
percibe en Colombia, porque existe flaqueza estratégica institucional, por
falta de cálculo, incompleta visión territorial-antropológica, falta
integralidad y sostenibilidad en las estrategias territoriales.
El enorme desafío nos obliga a
ser más eficientes en el desarrollo de las políticas públicas, especialmente en
su planificación, comprensión territorial y en su implementación. Sun
Tzu, nos inspira sobre el espíritu de la doctrina que enseñan las fuerzas
militares y de policía, en sus cuarteles desde hace varios lustros: “el
verdadero objetivo de la guerra es la paz” y de eso se trata la causa
común que debe unir a los colombianos.
Finalmente no solo Sun
Tzu, o el prusiano Carl Von Clausewitz, nos ponen a pensar
desde el arte de la guerra, sobre la difícil misión que tenemos por
delante: la construcción de paz. Un CDG como
el que debe formular el Estado-Nación, estará siempre lleno de amenazas y de
riesgos; y puede perecer si la fuente que imprime su fortaleza
ética, física y moral, no logra consolidar la cohesión nacional; y eso es
lo más grave para el futuro de nuestra democracia.
Este, y los próximos gobiernos se enfrentan a un gran
desafío: preservar por siempre su legitimidad, su CDG, que
debe ser hecho a la medida del poder moral, ético y físico que caracteriza a
todos los colombianos de bien.
Los poderes del estado, las fuerzas económicas, las fuerzas
sociales de este hermoso país, pueden hacer frente a esas fuerzas centrífugas
que pretenden sacar de su órbita al CDG y evitar que las fuerzas
antisistémicas perpetúen los conflictos, retarden el desarrollo y
debiliten la economía. No podemos seguir sumergidos en las dinámicas que han
eternizado la idea de que vivimos en una patria boba.
Frente a las crisis de moral y ética que enfrentan sectores
de la institucionalidad, debemos seguir fieles con la nación soñada, transitar
hacia mejores momentos que nos permitan hacer el salto estratégico no de la
guerra, sino para alcanzar la cohesión nacional, que acelere el
desarrollo y nos defienda de esas fuerzas antisistémicas que
tendrán motivos para existir, si no somos capaces de construir un mejor país.
No podemos permitir que se rete el orden, los poderes
públicos, ni que se ahonde la crisis de valores que deslegitima al Estado
poniendo en jaque su mayor valor: la legitimidad.
¡No podemos permitir que nos pongan de cabeza!
Escrito en Chía el 07 de octubre a las 22:00h
Referencias:
- Movimientos Antisistémicos: Historia y Evolución del concepto, marzo 2010, México D.F: Carlos Aguilar Rojas: http://conceptos.sociales.unam.mx/conceptos_final/626trabajo.pdf
- ¿Qué significa un movimiento antisistémico? Inmanuel Wallerstein: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/osal/20110216015219/17wallerstein.pdf
- "Enlazando"
el Concepto del Centro de Gravedad: Teniente
Coronel Antulio J. Echevarría II, USA
- Los
conceptos de "Centro de Gravedad y Centro de Esfuerzo, su empleo en
la determinación de objetivos en la estrategia conjunta. https://revistamarina.cl/revistas/2005/6/diaz.pdf
- El
arte de la Estrategia: http://lasestrategias.blogspot.com.co/2005/12/de-la-guerra-karl-von-clausewitz.html
- El
Arte de la Guerra: Sun Tzu, Editorial Panamericana, traducido por Jaime
Barrera Parra, a partir de la traducción al inglés de Samuel B. Griffith
- Notas
de apoyo de los siguientes analistas políticos y militares: profesor
Vicente Torrijos, profesor Ricardo Rocha, Dr. Álvaro Balcázar, Dr. Rafael
González, Dr. Jean Carlo Mejía Azuero, Almirante Guillermo Barrera,
General Luis Suárez Castillo, Almirante Pablo Romero, General Néstor
Robinson, Capitán de Navío José Guillén, Coronel Juan Luis Gutiérrez,
Coronel Germán Pataquiva
- Farc:
¿Derrota Militar y Victoria Política? editorial Oveja Negra, Vicente
Torrijos, Gral. Carlos Alberto Ospina, David Mauricio González, Thomas A.
Marks
- Centro
de Gravedad (CDG) por Rafael Alfredo Colón Torres. https://www.las2orillas.co/el-centro-de-gravedad/
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