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¡Es mejor nunca callar...!


Para alistarse en la Infantería de Marina, en cualquier lugar de la marina, fuerza militar o policial,  es preciso desde el principio practicar un principio: obedecer; cumplir con lo que se manda, acatar la autoridad, cumplir la voluntad de quien manda dentro de la ley, cumplirle las normas que regula, obedecer los códigos de ética y convivencia en el cuartel.

Para obedecer en el cuartel, se requiere docilidad, sin que esto signifique una obediencia ciega, puesto que el superior podría equivocarse; entonces se requiere de un gran aprendizaje y con el paso de los días en la fila o en las aulas, se aprenderá, que una orden válida se imparte con sapiencia y justicia.

Quien obedece con docilidad, aprenderá a mandar con templanza, autoridad y liderazgo; esto no solo aplica en los cuarteles, sino en cada espacio de la vida de cualquier ciudadano que reciba un empleo donde tiene un jefe, en la vida de cualquier emprendedor, o gerente, cuyas metas obligan a involucrarse con procesos en los que se afecte para bien, la vida de personas.

Ya en la práctica la disciplina de obedecer, de cumplir ciertas reglas o patrones que obligan a comportarnos de cierta forma en sociedad, no es tan fácil como lo sugiere la teoría; la disciplina implica la justa relación autoridad-subordinación, en la que una persona dirige, ordena y otra obedece. Ser disciplinado no es nada fácil y cuesta mucho, porque requiere aprendizaje, sacrificios, obediencia, docilidad, persistencia y un gran aprecio por el orden.

De eso adolecemos mucho los colombianos y aquí es donde quiero hacer mi llamado de atención.

A buena parte de los seres humanos los caracteriza el desorden, cuando su forma de vida se compara con la estrecha relación que debería existir con el universo, los planetas y las estrellas; es decir, con lo superior, lo que se encuentra más allá del cielo que observamos sin telescopios; allí en el inconmensurable e infinito espacio del cosmos, la ciencia enseña un cúmulo de ejemplos sobre el orden, la perfección de la creación y su evolución.

Ya en la tierra los humanos creamos el desorden y qué difícil mantener el orden. Islas completas de basuras y desechos navegan a la deriva de las corrientes oceánicas; las especies marinas encallan moribundas en las playas, para avisarnos que sus buches, estómagos y hábitat, se ha transformado en un mar de plásticos y de basura humana, que llegan al mar procedente de nuestros hogares.

En las calles de las densas ciudades, los humanos no cumplen las reglas de comportamiento que obliga la convivencia ciudadana, ni hacen caso a la autoridad; son reticentes a obedecer.

Basta con salir a conducir un vehículo y atreverse a cumplir con las reglas de tránsito, para ver como florecen el desorden y la indisciplina. Si tienes el valor de llamar la atención a quien mal parqueado se encuentre, o al conductor que bajo conducta preterintencional hace mal su entrada en la glorieta, corres el riesgo de ser atacado con revolver en mano, o involucrarte en una trifulca de puños, varillas y crucetas. ¿Es mejor callar en ese momento o reclamar respeto...?

En cualquier barrio, apartamento o conjunto residencial, suele habitar la indisciplina y el desorden; cuando alguien con valor exige mejores comportamientos, entonces sucede que es mejor callar, porque se pone en riesgo tu propia vida, por la intolerancia de quienes aborrecen el respeto, la disciplina y el orden.

La disfuncionalidad nos asaltó por la baja estima a la obediencia y quiere imponer el desorden en el planeta Tierra. Si te atreves a llamar la atención a tu vecino porque pone un cuadro o sube el volumen de su música a la una de la mañana, con seguridad has perdido sus afectos; si le llamas la atención porque su negocio informal te afecta el bienestar y el buen vivir, si te atreves a denunciar o acudir a la policía, seguramente desde ese momento pasas a ser su enemigo.  Es mejor callar, te lo advierte la conciencia al sentirte solo y sin apoyos.

Estos ejemplos de la vida diaria permiten apreciar, que nos encontramos lejos del orden con el que funciona nuestro sistema solar; la disciplina y el respeto, al no estar consentidas por la gente que habita la tierra, se ha rendido y permanece exhausta por el tamaño del irrespeto con el que nos comportamos en comunidad.

La indisciplina y el desorden se han enquistado en nuestra sociedad y se abre a empujones para conquistar e imperar. Si se impone es mejor callar, si se pierde en el silencio tu valor, pues te quedas solo, y como ciudadano entras en completa decepción e indignación.

Ante la falta de autoridad suficiente que brinde respaldo en todos los espacios de nuestra vida ciudadana; ante la falta de educación, ante la sensación de miedo por la respuesta violenta, cuando con valor pedimos respetar las normas de convivencia a quien en la calle o el vecindario las viola..., ¿es mejor callar?

En conclusión, educar para aprender a vivir en paz, es una necesidad a gritos de los países donde la indisciplina y la desobediencia se tomaron los hogares y las calles de las ciudades.

Recapitulando: cuando no aprendimos o desaprendimos por causa de la arrogancia y la irreverencia, cuando dejamos de obedecer las sencillas reglas de civismo y de la urbanidad, ese día comenzó a germinar una nueva clase de gente formada en el irrespeto y en la falta de sentido común.

Ante esta clase de gente que habita desde el vecindario más humilde, hasta el más encopetado, desde el cargo más sencillo, hasta el más visible, es preciso nunca callar y exigirles el respeto que merecemos quienes intentamos vivir en armonía con este universo repleto de cosas bellas que siempre deben permanecer en orden.

Entonces..., ante tanto desorden, ante cualquier atropello, ante la indignación, la decepción y falta de apoyo para que se imponga el orden, características de una sociedad civilizada y de vanguardia, es mejor nunca callar, así asumas altos riesgos que pudieran parecer innecesarios. 

Acuérdate siempre del principio obedecer y que prima el orden, eso nunca te hará olvidar el deber de un buen ciudadano, y si eres fiel con la nación soñada, no te sentirás nunca solo, pues millones son ordenados, disciplinados y obedientes; la fidelidad ante esa multitud, te animará a sentir que es mejor nunca callar..!  

Escrito en Chía el 26 de enero de 2018 a las 23:20h GMT

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