Los colombianos convivimos con
escándalos y tanta efervescencia mediática frena las tareas estratégicas en las
que debería concentrarse el país; las tareas de largo aliento sufren retrasos
todos los días, por el frenesí de los acontecimientos que producen ebullición
constante de noticias.
Jesús Santrich, uno de los más
reconocidos jefes de la guerrilla y quien debía llegar al Congreso en
representación de su movimiento político el próximo 20 de julio, fue capturado
en la tarde del 9 de abril, en su misma residencia al occidente de Bogotá; se
le acusa de asistir a reuniones con compradores de drogas, de conspiración para
enviar cocaína hacia los EE.UU, desde junio del año pasado, hasta momentos
antes de su captura por autoridades judiciales colombianas.
Foto Revista Semana |
Al parecer el pago de esa
suma fue controlada por la DEA, (operación típica de la inteligencia durante
operaciones especiales contra el narcotráfico); los supuestos compradores que
Santrich creía que eran del cartel de Sinaloa, eran realmente agentes
infiltrados de las autoridades estadounidenses.
Esta explosión al proceso de paz
con las Farc, produce su mayor nota disonante desde su firma el 24 de noviembre
de 2016; por su captura Santrich enfrenta serias acusaciones por narcotráfico y
esto permite suponer su eventual salida de la nueva jurisdicción de paz y,
además, su posible extradición hacia los Estados Unidos, que podría dejarlo 10
años en prisión, o en cadena perpetua.
http://www.semana.com/nacion/articulo/jesus-santrich-cae-por-operacion-de-la-dea-y-fiscalia-de-colombia/563235
http://www.semana.com/nacion/articulo/jesus-santrich-cae-por-operacion-de-la-dea-y-fiscalia-de-colombia/563235
Más explosiones dentro del
proceso de Paz:
A esta prueba de fuego al proceso
de paz, se le agrega que investigadores de la Fiscalía General de la Nación han
encontrado indicios, sobre graves vicios en la destinación de los Fondos para el posconflicto. Esto sí que produce mucha vergüenza, pues
desnuda la incapacidad institucional, falta de liderazgo, ausencia de una
vigilancia responsable de parte de los funcionarios a cargo de las políticas
públicas dentro de la alta Consejería para el Posconflicto.
Los colombianos esperan que los
hechos denunciados por el Fiscal General de la Nación, terminen en castigo para
quienes sin escrúpulos se aprovechan de su posición en el gobierno, echando por
tierra la confianza y la esperanza que millones de colombianos conservamos
frente al proceso de paz con las Farc.
Si para el Fiscal General de la
Nación son graves estos hechos, también lo son para los colombianos. Son tan
graves los hechos que anteceden la captura de Jesús Santrich, como el uso
indebido de los fondos para La Paz.
Ambos asuntos gravísimamente incrustados en la
retina de la opinión nacional, permiten estimar, que los acuerdos de Paz no
necesariamente los haría trizas un nuevo presidente que exija una revisión
estructural de los mismos.
Los pueden volver trizas nuestro
propio gobierno por casos como la malversación de los fondos para la paz, por
su disfuncionalidad estratégica en la implementación de los acuerdos, por la
incapacidad de la institucionalidad para ejercer un efectivo control
institucional del territorio y también los pueden hacer trizas las mismas Farc,
al persistir en su conexión con el narcotráfico, traicionando los principios y
valores del acuerdo.
El caso Santrich crea
más incertidumbre y refuerza las críticas que millones de colombianos han
mantenido sobre la manera como los jefes guerrilleros de las Farc hicieron su
transición de las montañas a la vida nacional; la captura de Santrich, estimula
las dudas sobre la cantidad real de armas que entregaron a la ONU, surgen más
preguntas sobre si existen remantes de armas en países vecinos con destino a
nuevos desertores del proceso de paz, aumentan las dudas sobre la trasparencia
de los bienes que dicen haber entregado, aumentan las sombras sobre el
consentimiento asistido con las disidencias, las cuales son vistas como su
brazo armado; y se afirman sospechas sobre la relación estrecha de las Farc con
cultivos ilícitos y con otros eslabones de la cadena del narcotráfico.
Millones de colombianos nunca entendieron por qué las Farc hicieron política sin que la Justicia Especial para la Paz comenzara a funcionar y sobre este asunto central hay justificaciones. El caso Santrich, le aportará mas munición a este debate tan cuestionado..
Frente a las evidencias sobre Santrich, las Farc no deben insistir en manifestar que los hechos obedecen a un montaje orquestado por la inteligencia norteamericana; la entendible solidaridad con uno de sus jefes, puede sonar a complicidad.
Millones de colombianos nunca entendieron por qué las Farc hicieron política sin que la Justicia Especial para la Paz comenzara a funcionar y sobre este asunto central hay justificaciones. El caso Santrich, le aportará mas munición a este debate tan cuestionado..
Frente a las evidencias sobre Santrich, las Farc no deben insistir en manifestar que los hechos obedecen a un montaje orquestado por la inteligencia norteamericana; la entendible solidaridad con uno de sus jefes, puede sonar a complicidad.
Más bien y en cambio, las Farc deben honrar el compromiso con el acuerdo de paz y para fortuna del mismo, Rodrigo Londoño, Timochenko, jefe político del partido Farc, ha manifestado su compromiso con el acuerdo, luego que el presidente Juan Manuel Santos se comprometiera a garantizar el debido proceso de Jesús Santrich; entonces como lo recomienda la cordura frente a las recientes explosiones, se respetarán los procedimientos y mecanismos pactados en el Acuerdo Final, que consigna para estos casos, que es la sala de Revisión de la Juirisdicción Especial para la Paz, quien debe pronunciarse sobre si Santrich debe ser extraditado o no.
Sin perder de vista estos graves episodios, los colombianos deben estimar que el posconflicto plantea enormes retos a nivel nacional y territorial; el eje nuclear de este acuerdo de paz, es impulsar la presencia y la acción eficaz de Estado en todo el territorio nacional, con urgencia sobre las regiones doblegadas por el abandono, por la carencia de una función pública eficaz y esto no se ha podido revertir.
La multiplicidad de actores en el
territorio hace más compleja la implementación; no se trata de mirar un desfile
de chalecos con los logos de múltiples entidades, como lo que se ha venido observando; se trata de ser coherentes
con el acuerdo y con la historia.
Es evidente que donde están llegando los
programas del posconflicto, se deben hacer otros cien acuerdos metodológicos similares a los suscritos en La
Habana, esto, en razón a la histórica ausencia institucional que persiste.
Sobre el país rural hay que hacer una nueva negociación política con centenares de nuevos actores que entran al proceso de implementación, como lo son, las entidades territoriales, miles de funcionarios y contratistas, grupos activos de la sociedad civil, actores de la cooperación internacional, el sector privado, pueblos étnicos, organizaciones comunitarias, redes de organizaciones no gubernamentales, y esto sin mencionar los grupos violentos, o quienes se oponen de frente o clandestinamente al proceso de paz.
Sobre el país rural hay que hacer una nueva negociación política con centenares de nuevos actores que entran al proceso de implementación, como lo son, las entidades territoriales, miles de funcionarios y contratistas, grupos activos de la sociedad civil, actores de la cooperación internacional, el sector privado, pueblos étnicos, organizaciones comunitarias, redes de organizaciones no gubernamentales, y esto sin mencionar los grupos violentos, o quienes se oponen de frente o clandestinamente al proceso de paz.
Finalmente, pese al gran esfuerzo
de este gobierno por avanzar en la implementación, no le alcanzó el tiempo para
dejarla con la mitad del vaso lleno; los expertos dicen que un posconflicto se
implementa en un periodo mínimo de 15 años y que una acertada evaluación, debe ser estudiada comparativamente con otros países que ya transitaron por esta
experiencia.
Las explosiones recientes dentro
del proceso de paz, no pueden destruir el acuerdo, el proceso de paz con las
Farc debe sobrevivir; el solo hecho de haber detenido la intensidad de la
guerra es la mejor prueba de su bondad.
El gobierno que llegue, debe revisar
en detalle los buenos avances del acuerdo independiente de sus múltiples
dificultades; entre sus tareas nucleares debería incluir:
1.- completar la arquitectura
institucional que permita desarrollar los acuerdos,
2.- dotar de fondos creíbles y suficientes
a las instituciones que atienden tamaño desafío,
3.- proteger la legitimidad y
credibilidad del gobierno como su centro de gravedad estratégico,
y tan importante como lo
anterior: obligar una estrecha y diáfana coordinación interagencial, empantanada
en esta fase por tantos egos y protagonismos, que por sus vicios clientelares
enfermaron a todos los procesos y sumergieron en la disfuncionalidad a las
estrategias.
Escrito en Chía a las 22:00h del
10 de abril de 2018
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