Uso a menudo transmilenio con dos
propósitos;
Imagen de: Rafael Colón tomada en la ciudad de Bogotá, el lunes 22 de octubre a las 12:30h, cerca de la tienda Los 3 Elefantes, Pasadena. |
1. Tomar del pelo al caos de conducir en la capital; prefiero huir
de lo que significa manejar un carro en medio de la tiranía;
Cientos de motos te pasan por
delante y por detrás, por todos lados, como libélulas y meteoros incontrolables; si enciendes la direccionales
el carro de atrás te atropella; en las vías, no se hace caso a las reglas, no
hay respeto; y la frágil infraestructura esclaviza al ciudadano robando su
tiempo y su paz.
2.- lo uso para vivir conectado
con la realidad nacional y para mantenerme con los pies sobre la tierra; subirme
a un transmilenio para ver y escuchar tragedias, me recuerda que todos los días
debo vivir agradecido con Dios por la vida y por lo que me ha permitido
construir...
Decenas, cientos de venezolanos y
colombianos suben a los articulados para contar sus historias; como actores de
la vida, relatan sus episodios como “Garrick”, ese cómico famoso que dejaba ver
en su rostro la tempestad del alma.
Venezolanos y colombianos,
jóvenes adolescentes, adultos y mayores cuentan sus viacrucis y enseñan sus
pesadas cruces que claman ayuda y misericordia, disputando un espacio en la
sociedad que goza de mejor bienestar.
Mujeres embarazadas, o con bebés
en sus brazos, adolescentes con cara de niños, adultos fatigados por el hambre,
viejos desesperanzados y con dolor en sus cuerpos, desahuciados de hospitales,
artistas, músicos, y muchos expulsados de sus tierras por la violencia,
Vienen del cañón del Combeima,
del Chocó, del pacífico, del bajo Cauca antioqueño, o de Argelia; si No, de Maracay,
Valencia, Barquisimeto, Mérida o Barinas, de cualquier lado.
Vidas que se escapan sin usar sus
talentos y que relatando sus historias ensayadas, buscan entre la tempestad de
su alma, que alguien les ayude;
Expresan que vinieron hasta aquí
por las violencias territoriales en nuestro país, y producto de la tiranía y el
poder que enceguece al gobierno vecino.
La respuesta general de los
bogotanos es generosa y formidable; al escuchar atentamente cada historia, les
regalan monedas, les responden con buenos modales a sus saludos, les
compran sus productos, participan de sus cuentos, se conmueven, pero se notan
impotentes...
Cada uno de esos venezolanos o
colombianos, sin oficio formal, disputan una moneda, la compra de un caramelo, de
un llavero, de un esfero; piden una limosna;
Quienes nos movilizamos
apretujados o quienes tenemos la fortuna de ir sentados; así no los miremos o
nos hagamos los desentendidos, cada historia nos conmueve, cada relato es una
realidad, cada cuento es una verdad, que no escapa a nuestros oídos.
Son seres humanos que necesitan
más que una moneda; piden una oportunidad para vivir con dignidad.
Sus relatos son desafíos para
nuestro gobierno, para nuestras instituciones, son retos que debe asumir la
institucionalidad nacional.
¿Cómo organizarnos para ayudar
integralmente a esta población que crece todos los días y que sobrevive en
muchos rincones del país?
¿Cómo usar mejor las ayudas y canalizarlas
a través de entidades y agencias que brinden abrigo, comida, ropa, medicinas,
trabajo?
El país necesita de esta fuerza
laboral que reclama empleo y que puede ayudar al desarrollo de Colombia...
Hasta mediados de este año, segun migración Colombia, cerca de 1.300.000 venezolanos han llegado a nuestro país; de los cuales, entre el 60 y el 70 por ciento, se encuentran en situación migratoria irregular.
La iglesia católica atiende desde la Fundación de Atención al Migrante cerca de 300 casos diarios desde el terminal de transportes de la ciudad capital y en casas de albergue ofrece ayuda humanitaria a estos expatriados.
Hasta mediados de este año, segun migración Colombia, cerca de 1.300.000 venezolanos han llegado a nuestro país; de los cuales, entre el 60 y el 70 por ciento, se encuentran en situación migratoria irregular.
La iglesia católica atiende desde la Fundación de Atención al Migrante cerca de 300 casos diarios desde el terminal de transportes de la ciudad capital y en casas de albergue ofrece ayuda humanitaria a estos expatriados.
Falta que nos organicemos y demos
una respuesta rápida, antes que las redes criminales exploten bajo sus
intereses a toda esta gente que sobrevive en un nivel extremo de vulnerabilidad.
Debemos responder a esta
emergencia, porque el crimen es más veloz que la autoridad; si caen bajo el
poder de las redes criminales, el problema se multiplica por cientos;
Tú puedes ayudar; yo también
quiero ayudar...
Hagamos algo; no podemos seguir
cruzados de brazos ante esta cruda realidad...
Recibo ideas... Favor hacer clik en este video... https://youtu.be/4wpjaf9Fjuc
Escrito en Chía, a las 20:00h del 24 de octubre de 2018
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