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¡Mezquindad...!

Rodrigo Londoño Echeverri, durante evento conmemorativo de los dos años de la firma del acuerdo de paz, acto celebrado en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de Bogotá, el lunes 26 de noviembre. Foto archivo particular, Partido Político FARC.

La falta de reconocimiento, la sordidez, la tacañería para reconocer lo bueno, se llama mezquindad y acompañar con cicatería todo lo que huele a proceso de paz, podría acercar al borde de la ingobernabilidad a nuestro gobierno, más ahora que el movimiento social pone el pie sobre su acelerador.

Hoy, sobre cada espacio territorial donde se instalan mesas de diálogo o de concertación, espacios para construir verdad y memoria sobre la guerra con las Farc o el magnicidio de las Autodefensas, la gente espera que lo acordado con esta guerrilla y con los “paras”, se cumpla.   

Siempre La Paz ha sido la Noble misión de cualquier gobierno; por eso la palabra paz, llena de esperanza cualquier política, pero este gobierno ya no habla de paz, ni de posconflcito; menciona estabilización, el que la hace la paga; es decir, el lenguaje cambió y esa no es la crítica; pues el gobierno elegido en democracia debe imprimir su propia visión, pero que por favor ponga límites a la incertidumbre.

No estuvo presente el gobierno:
El pasado lunes con ocasión de cumplirse dos años de la firma de los acuerdos del Teatro Colón, las Farc invitaron dentro del centro cultural Gabriel García Márquez de Bogotá, a un acto de conmemoración; en medio del acto político, el nuevo partido, junto a un reducido grupo de congresistas y líderes políticos de izquierda, esperaban la presencia de funcionarios del gobierno de Colombia, cosa que no pasó; eso sí, estuvo presente el representante de la ONU en Colombia Jean Arnault.

Durante el evento, las Farc reconocieron que mucho se ha avanzado; que el hecho de estar en ese escenario, tiene profundo significado democrático; pero hicieron reclamos al gobierno, para que avance con paso firme en la implementación del acuerdo.
Representantes partido político Fuerza Alternativa del Común; conmemoración dos años del acuerdo de Paz con el gobierno de Colombia. Aparecen en la imagen: José Lisandro Lazcarro (Pastor Alape), Sergio Marín, Mauricio Jaramillo, Rubín Morro y Olmedo. Foto archivo particular, Partido Político FARC.
Llegan datos desde las regiones y los estudiosos del conflicto:
En medio de la incertidumbre que siembra la falta de claridad del gobierno frente al acuerdo de hace dos años, aumenta la desconfianza por la falta de planes para el desarrollo rural, por las nuevas amenazas crecientes en territorios donde estaban las Farc; allí donde creció la coca fruto de la sustitución compensada, se activaron una veintena de disidencias “PosFarc” con opciones de “bandolerizarse” o transformarse en nuevas guerrillas, y junto a decenas de bandas criminales, producen dolor de cabeza a una fuerza militar tan profesional como la nuestra.

La política se hace pero no se aplica:
Hay regiones del país sin conflictos armados, donde persiste la debilidad institucional y los liderazgos fragmentados por la mezquindad de la política; algunas comunidades no han hecho la reconciliación con sus vecinos de vereda; permanecen los estigmas de la guerra, porque los fantasmas no se han ido; la gente no olvida, no se ha terminado de reconstruir la historia, no se ha escrito toda la verdad y por tanto, la memoria histórica es incompleta.

Las tareas mal hechas dejaron encendida la llama del odio y la amenaza; eso pasa en cualquier región que ha vivido con la guerra a cuestas; el efecto purificador o catarsis se debe seguir haciendo con relatos día y noche; por eso debemos escuchar mil veces la misma historia.

Preguntas sin respuestas:
Hace algo más de once años en regiones como Montes de María, la Infantería de Marina combatió con rigor a las Farc-Eln-Erp y al paramilitarismo, con la misma intensidad tanto a unos como a otros; allí todavía hay preguntas sin respuestas: Juan Ricardo* hoy joven representante de las nuevas generaciones montemarianas nació el día que la guerrilla asesinó a su padre; necesita respuestas de las Farc. Carmen Solís* necesita preguntarle a los paramilitares donde está su esposo Joaquín*, porqué asesinaron tanta gente en El Salado, Macayepos, Chengue, Mampuján y San Onofre. Carlos Rodríguez* me pregunta con mirada acusadora: ¿general, por qué los paramilitares hicieron eso?

Todas las preguntas requieren verdad verdadera, sin mezquindades y en un proceso de paz, la mezquindad mata la verdad y oculta la memoria, restringe las posibilidades de una reconciliación verdadera.

A ningún gobierno se le puede olvidar que hay un tejido social roto en mil pedazos, la gente en las veredas se comunicaba con susurros, con claves y señales; antes de este cruel conflicto, a sus muertos les hacían entierros bajo el rito de las “siete pisadas”, la gente se reunía con sus vecinos en los solares de sus casas, pero rompieron sus vínculos familiares y tradiciones por causa de los desplazamientos.

Hoy, cuando ha cedido la intensidad del conflicto, aún no hay plena reconciliación; las mujeres temen al río porque por allí pasaron flotando los cuerpos de sus maridos, miran con recelo los bocachicos y capaces, pues en sus vientres encontraron restos de sus seres queridos, asesinados durante el frenesí de la guerra.

No implementar el acuerdo con las Farc, es despedazarlo, es darle la razón a la mezquindad. Sin la implementación de los acuerdos quedará mucha leña cortada y con carbón encendido; el gobierno debe decidir si apagarlo con agua o echarle gasolina.

*nombres cambiados

Puede seguirme en twitter; y, a la vuelta de confimar su identidad, lo seguiré con gusto: 

Escrito en Chía el 28 de noviembre a las 11:30h



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