En la guerra buena parte del tiempo se actúa bajo la oscuridad de la
noche o la lluvia; por eso hay que considerar que antes de la tormenta, no
dispondremos de información suficiente y precisa para atacar; siempre se estará
frente a lo desconocido, lo imprevisto y lo incierto. Entre una atmósfera
compleja, muchas veces adversa, hay que tomar decisiones en medio de la mayor
incertidumbre.
Para cualquier comandante
militar, en incontables circunstancias, dentro de su teatro de operaciones, la
niebla que se le forma es tan espesa, que sus decisiones pueden derivar en un escenario incontrolable; por tanto, si no posee información veraz, esa niebla podría
retardar la estrategia. La niebla, es la
incertidumbre que agobia la toma de decisiones y puede terminar afectando
el comando y control de las fuerzas a su cargo, y también, por qué no, a todo
un gobierno.
Supongo que lo que le pasa a este
gobierno después de nueve meses de haber arrancado, es porque no encuentra suficiente
luz, ante la incertidumbre que producen sus propias acciones; su débil voz
frente a los acuerdos de paz con las Farc, (que tienen dividido al país),
producen mucha niebla.
Colombia necesita salir de la
hipnosis en la que nos metieron los dos bandos irreconciliables de la política,
y muy cerca de uno de los bandos, se encuentra un gobierno incapaz de lograr un
acuerdo nacional, que evite seguir despedazándonos.
Necesita este gobierno salir del
pantano y avanzar en la tarea fundamental: unir el país, hacer crecer el PIB,
producir riqueza y bienestar para todos, desarrollar conocimiento, aumentar las
exportaciones, derrotar el narcotráfico, las economías ilegales, detener el
asesinato de líderes sociales, de excombatientes, y construir seguridad ciudadana
estable, que nos permita caminar sin miedo por las calles.
Un Comandante en jefe, no posee
toda la información, ni puede controlar todas las acciones de sus subordinados;
ni más faltaba; no posee la varita mágica que solucione todos los problemas de
un solo tajo; pero debe tener suficiente capacidad para conducir las complejas
dinámicas de los territorios, (la situación táctica), en función de la
estrategia nacional.
Un gran favor que le haría al
país este gobierno, es propender por matizar todos los lenguajes de la política
enceguecida, que somatiza la delincuencia organizada, como patente de
corso, para perseguir, amenazar, desplazar,
someter, o asesinar a los más vulnerables.
La niebla de la guerra, es el símil de la actual política: se
retardan las respuestas que necesita el país; y ese estatus quo, es lo que más conviene
a cualquier rival político o armado; entre la niebla encuentran su mejor
escenario: torpedear, destruir, retardar, enmarañar las decisiones, o escalar
los conflictos.
Durante un combate, muchas veces
no hay tiempo para impartir nuevas órdenes; los hombres tienen que ir, sabiendo
lo que tienen que hacer sin vacilaciones; no hay tiempo para experimentar, ni
para reunirse con el estado mayor y revisar otro curso de acción: este gobierno no puede seguir
experimentando; si no lo sabía, debe aprender haciendo.
La política de seguridad y
defensa que plantea el gobierno, debe ser cierta; de lo contrario, habrá
más niebla e incertidumbre, por la baja confianza que practican los colombianos.
Nada fácil la tiene el ejecutivo, si no toma decisiones nucleares en función de
la implementación de los acuerdos de paz.
La legalidad como pilar fundamental de las políticas del presidente Duque, que pretende integrar la justicia con la seguridad, seguirá siendo utopía, si no comienza por contener tanto asesinato.
La legalidad como pilar fundamental de las políticas del presidente Duque, que pretende integrar la justicia con la seguridad, seguirá siendo utopía, si no comienza por contener tanto asesinato.
Fatídica cuenta: durante lo que va de 2019 han
asesinado a 60 líderes sociales y defensores de derechos humanos; según el
Instituto de Estudios sobre Paz y Desarrollo (Indepaz). Después de la firma de los acuredos con las Farc, 130 excombatientes han sido asesinados y 532 lídres sociales también. Esta semana en un
ataque sicarial, fue asesinado Jorge Enrique Corredor González, conocido como Wilson
Saavedra, antiguo comandante del frente 21 y de una columna de la ex guerrilla,
que actuaba sobre la cordillera central; es el primer mando en el rango de
excomandantes, que es asesinado; es la fatídica cuenta, antes de cerrar este Blog.
¿Quiénes son los victimarios?; los mismos de siempre: encapuchados armados; “Autodefensas Gaitanistas de Colombia” (AGC), “Clan del Golfo”, “Águilas
Negras”, “Rastrojos”, “Urabeños”, “Caparrapos”, “Bloque X”, otros grupos
paramilitares..., disidencias de las Farc, o los “elenos”, etc; todos exteriorizan
su ideología, su sistematicidad, su identidad activa.
Mientras tanto, en la calle, los
colombianos seguimos llenos de temores e indignaciones: nos chuzan los
teléfonos, nos siguen, nos amenazan y asesinan.
Bien los dijo el mariscal de
campo, Helmuth Karl Bernhard Graf von Moltke, jefe del estado mayor del ejército
alemán por más de tres décadas: “ningún plan de operaciones elaborado con todo
cuidado sobrevive después del primer encuentro con la fuerza principal del
enemigo”.
Y los planes estratégicos de este
gobierno, apenas comienzan a ponerse a prueba, sin que se haya construido
confianza plena con el país, sin que hayamos salido de tantos odios; el presidente y su gobierno,
seguirá sometido a una atormentadora incertidumbre por no haber disipado durante
los primeros meses tanta niebla, y eso le impedirá fortalecer su gobernanza, su
interacción con los actores estratégicos que aún no reconoce.
Desde la trinchera: Por la
niebla en la que vive este gobierno, le faltó hacer un acuerdo de cooperación
judicial con las autoridades de los Estados Unidos, que acusan de narcotráfico
a Jesús Santrich, para acceder a otros medios de prueba. Hoy el país tiene un
nuevo argumento para seguir enfrentado: su posible paso de La Picota al
Congreso.
La crisis institucional que produce la renuncia del Fiscal General, le
agrega más detonante a los colombianos; la Justicia Especial para La Paz, JEP,
seguirá en el ojo del huracán por la fuerza delirante que producen los bandos
rivales; interpretar sus decisiones con la mirada del derecho, con la razón o
el corazón, exige de la opinión, reacciones ecuánimes.
Por tanto, tres años es poco
tiempo para dispersar tanta niebla, si permanece la incertidumbre, o le coge la
noche a este gobierno.
Escrito en Chía a los 14 días del mes de mayo de 2019, siendo las 21:22h
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