Termina una temporada tonta; lo digo porque en el pueblo donde vivo, un
candidato hizo un cartelón más grande que su figura, y me tapó el paisaje de la
montaña que me gusta; por eso llegué a pensar que su gestión iría muy cerca de
sus intereses, y lejos de las necesidades de la gente.
Para pasar la página del populismo evidente de las campañas, en este país
incorregible, quisiera darle una anticipada bienvenida a quienes saldrán
triunfadores, de la contienda este próximo 27 de octubre.
Qué bonita misión, ser el alcalde, o, la alcaldesa, de uno de los 1.103[1]
municipios de nuestro bello país; y hago énfasis, en el cargo de
alcalde o ejecutivo del municipio, porque es el máximo responsable de lo que
ocurra o deje de suceder en su jurisdicción; así lo percibo: es el responsable de la construcción de una
mejor ciudadanía, más respetuosa y cumplidora de sus insalvables deberes.
El alcalde es quien resuelve los problemas
inmediatos de la gente, porque la
ciudadanía es quien lo califica; el gobernador es el diplomático, el gestor de
capacidades estratégicas nacionales y regionales; y con los asambleístas,
concejales y ediles, constituyen un equipo de lujo, en apoyo directo a los burgomaestres.
Al alcalde, o, alcaldesa, le
corresponde emprender el diálogo para edificar la Construcción de la Paz, que tanto
necesitan los colombianos; debe impulsar el proceso que busca dejar atrás el
uso de la violencia como medio para resolver los conflictos; le corresponde promover
alternativas de desarrollo económico, en un espacio territorial heterogéneo no
solo por su geografía, sino por la ocupación desordenada que han hecho de él;
encontrará diferentes niveles de desarrollo y de atraso; enormes diferencias; diversas
condiciones culturales y sociales.
Que enorme desafío y orgullo, si llegara
a corresponderle uno de los 170 municipios, clasificados por los
acuerdos de paz, dentro de las 16 subregiones, donde se requiere implementar
con mayor celeridad, los recursos de los planes nacionales para la reforma
rural integral, y todas las acciones tendientes a la transformación de los
territorios; cada alcalde debe permitir la participación y el empoderamiento
comunitario. Que tarea tan especial y
noble, trabajar para poder garantizar los derechos de la gente.
Un alcalde, o, alcaldesa, debe ser
como un soldado o policía: es del pueblo y para el pueblo, un
servidor incondicional en cuerpo, corazón y alma; un ciudadano responsable de
su gente; una autoridad exigente, pero respetuosa de la historia, la cultura,
las costumbres, la diversidad y autenticidad de la gente.
Algunas respetuosas recomendaciones...
Comenzar por lo más simple: usar el menos común de todos los sentidos; el
sentido común; esgrimir su alto sentido
de responsabilidad social, y blindarse con la majestad sublime de la Ética, durante cada uno de los días que
ejerza su noble cargo.
Que no se les ocurra poner en las secretarias de su administración, a profesionales del clientelismo, porque su
gestión será pobre; sus obras quedarán mal hechas, sin control de calidad. Si hacen
favores, para complacer a quienes más votos gestionaron en barrios, veredas y
corregimientos, al final saldrán mal calificados, desprestigiados y empapelados.
Pongan gente honesta y comprometida, que sepa gerenciar, gestionar, resolver
conflictos y producir resultados inmediatos en función del bienestar de la
gente.
Rompan relaciones con los urbanizadores
responsables de colapsar los servicios públicos y la movilidad de la gente; con los constructores que obligaron la
nefasta tentación del volteo de tierras y el mezquino direccionamiento, de los
Planes de Ordenamiento Territorial, POT; no los reciba en su despacho.
Recuerden que la falta de
planificación, colapsa la movilidad, el transporte público, no permite
espacios para que la gente camine, explota el fétido olor de las plantas de
tratamientos de aguas residuales (PETAR); contamina los arroyos y quebradas que
atraviesan el municipio; la urbanización desordenada, es la que dobla los
postes de luz con tanto cablerío que no se sabe de quién es; la improvisación tapa los desagües de
aguas lluvias, empantana las calles, llena de basuras las cañerías, disminuye
la oferta social para la gente más necesitada.
Permanezcan tiempo en las calles, en los barrios; visiten las juntas de
acción comunal como las visitaron en campaña; ¡cúmplanles!; reúnase con todos los partidos y movimientos
políticos: con los del centro, los de la derecha y los de la izquierda; con los independientes; con el partido
político Farc, con las comunidades negras e indígenas, con los campesinos y obreros,
con los estudiantes y sindicalistas, con los cocaleros y mineros, con los
trasportadores, con las comunidades LGBTI, con los empresarios, industriales y
banqueros, con los rectores de colegios y universidades, con las iglesias; escuche
a todo el mundo: gobierne para todos.
Y luego de escucharlos a todos, si no le debe nada a nadie: ¡mande, pero mande bien; ponga orden!; ejerza
el poder sin miedos; hágase acompañar de todas las autoridades e instituciones;
consienta que los ciudadanos puedan respirar aire puro; construya alamedas para
que podamos caminar, sin que nos roben; no permita el tránsito de vehículos
expeliendo humo por sus exostos: ¡deténgalos y cierre los talleres técnicos que
expidieron sus permisos de gases!; no llegue a hacer borrón y cuenta
nueva; haga un buen empalme con su antecesor; pregúntele por sus aciertos y desaciertos,
por la deuda pública; pregúntele sobre los problemas irresueltos; téngalo
siempre en cuenta.
Después de todo, si no se encuentra seguro de soportar la carga; si no se
siente capaz de asumir tamaña responsabilidad: ¡renuncie!; los
ciudadanos no resistimos más a un mal alcalde, o, a una mala alcaldesa.
https://twitter.com/rafacolontorres
Escrito en Chía, a los 16 días, del mes de octubre, de 2019, siendo las 09:00h
Escrito en Chía, a los 16 días, del mes de octubre, de 2019, siendo las 09:00h
[1]
Discrepancias
en el conteo de municipios: en el
Ministerio del Interior figuran 1.102 (conteo que no incluye al distrito
capital ni los corregimientos departamentales); para la Registraduría Nacional
son 1.103 (sumándole a los municipios legalmente constituidos el distrito
capital) y para Planeación Nacional y el DANE son 1.123 (conteo que incluye a
todos los distritos especiales y los corregimientos departamentales).
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