¿Cómo no rechazar y condenar los crímenes que se cometieron durante algunas operaciones de la Fuerza Pública y que fueron reportados como bajas en combate?
Cada hecho debe individualizarse, condenarse
con vehemencia y que la justicia actúe con todo el peso de la Ley. Quien haya
cometido ese tipo de actuaciones criminales, debe responder por lo que
individualmente hizo.
¡Jamás nos enseñaron a
delinquir...!; nos
enseñaron principios y valores, a portar las armas de la República para
servirle al país. Nos enseñaron a amar a Colombia, a defender La Paz en las
regiones más inhóspitas, a defender a la gente. De mis superiores siempre
observé buenos ejemplos.
Nada bueno se construye estigmatizando a una
Institución a la que miles, miles, miles y miles, servimos con amor; aún persisten
en sus filas, en sus Sagradas naves, bases y cuarteles, nuevas generaciones que
sirven con el mismo orgullo, honor, sacrificio y patriotismo.
Hoy guardo la sensación que el acuerdo de Paz
con las FARC, la Justicia Restaurativa, la Comisión de la Verdad y la misma Jurisdicción
Especial para La Paz, como parte integral de la Justicia Transicional, que
buscaban resolver las fuertes tensiones y los imperativos que se presentan
entre la justicia y la paz, se aprovecharon de la buena fe de quienes amamos La
Paz. Observo que estas comisiones, hicieron un trabajo sesgado, para
instrumentalizar políticamente sus resultados.
Hoy, millones de colombianos no percibimos el
mismo rigor, prontitud e interés, de estas instancias, para informarle al país
y a la comunidad internacional sobre los horrendos crímenes, de las FARC y del
ELN: sus abominables masacres, sus torturas, sus ataques a la población civil,
sus prácticas criminales de extorsión, robo, invasión de tierras productivas, secuestros,
destrucción del tejido social, quema de vehículos, de fincas, iglesias, pueblos
enteros, desplazamientos de población vulnerable, parálisis de la vida, de las
libertades de millones de colombianos; destrucción de infraestructura crítica,
encierros y sometimientos durante décadas, encadenando, esclavizando a civiles,
militares y policías en las selvas; su descarado estímulo a los cultivos de
coca y marihuana, su relación estrecha con mafias de armas y cocaína, el reclutamiento
de menores; la violación de menores; obligaron a mujeres reclutadas a abortar;
paralizaron el desarrollo de amplias regiones del país; obligaron a un centenar
de alcaldes a despachar fuera de sus municipios.
¿La Jep mirará con el
mismo rasero a estos criminales?
Creo que No.
Quienes juzgan, señalan, estigmatizan,
generalizan a una Institución Bicentenaria y Republicana, como la Fuerza
Pública de los colombianos, ¿rechazan la maldad de las FARC y del ELN?
¿señalan, juzgan y condenan a las guerrillas?
¿Cuántos políticos ayudaron y siguen apoyando a
los criminarles de las FARC y del ELN? ¿Cuál de estos políticos patrocinadores históricos
de las Farc y del Eln, condena hoy, las atrocidades de las guerrillas? ¿Cuál de
estos políticos, será juzgado por ayudar a las guerrillas?
Ninguno. Al contrario: las justifican con demagogia y narrativa
ideologizada.
No repudian las horribles acciones de las
guerrillas ideológicamente identificadas con este gobierno; con su perversa
doctrina de “lucha de clases”; no rechazan los ataques indiscriminados a
nuestra Fuerza Pública que ha servido a los colombianos sin parar; no rechazan,
la instalación de minas antipersonales que cercenó la vida de nuestros
soldados, policías y miles de campesinos de la Colombia rural. No reparan el
dolor de nuestras víctimas, el sufrimiento de las familias de nuestros soldados
y policías; tampoco se solidarizan con los soldados mutilados, que aún sufren
las secuelas en sus cuerpos desmembrados.
Con doble moral, juzgan y señalan. Ese sesgo
político, destruye Instituciones, destruye La Verdad; engaña y maleduca a
nuestra juventud, divide a los colombianos, aumenta el odio, la desconfianza;
privilegia, empodera al guerrillero armado, que hoy sigue pensando en cómo
hacer daño, en cómo destruir.
El mefistofélico uso de la información, por
ausencia de todas las aristas de La Verdad, finalmente, destruirá los más caros
ideales de la Patria. Con sesgos, con soberbias, con odios, jamás se construirá
una paz estable y duradera.
Todos los colombianos amamos la Paz; ¿qué militar o policía no anhela La Paz?
De este gobierno observo excesiva magnanimidad con los criminales del ELN y de las Disidencias de las Farc; del Sistema de Justicia Transicional, observo un marcado sesgo, en favor de los excombatientes de las Farc, que firmaron el acuerdo de Paz.
Es por tanto, que hoy, todos los criminales andan envalentonados en las calles, campos y ciudades de Colombia.
¡No podemos permitirlo…!
¡Necesitamos más y mejor democracia…!
Escrito en Chía, el día 30 de junio de 2023
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